Su mente corría más que sus pies,
escapando con maña animal de las trampas del día a día.
Nada lo sacaba de su ensueño dramático, de la seguridad del recuerdo,
de cada paso.
Caminaba fuera de día, fuera de hora.
Presos de la inercia, sólo sus cansados pies latían de vida.
A un suspiro del asfalto, sintió el inesperado tirón de una mano en el abrigo.
A la realidad cayó de inmediato y al darse la vuelta, refresca su memoria en el vacío que lo sumergía.
Nadie cerca, ni siquiera a diez pasos.
Lo único que sintió fue el viento del camión que le rozó el costado.
Seguido de un sudor helado.
Los personajes de tus historias si que tienen problemas con la realidad eh…